Escrito
por Gloria Fuentes Sáenz
Después
de tensa y anhelante espera,
llega la batalla de los cuerpos en el
lecho.
Tras escaramuzas que recorren
mi territorio por completo,
con roces de tu ardiente espada
incitas mi cerrada fortaleza hasta que,
casi a gritos, te ruego penetrar el
bastión.
Cual si hubiese puerta a vencer,
el ariete poderoso ataca, empuja hasta
doler.
Líquido hirviente derraman mis
murallas,
mas no en maniobra defensiva…
Te aprisiono con brazos y piernas,
cubro tu cuello y hombros de saliva.
Pareces defenderte con los dientes,
pero ello sólo encarniza la lucha.
Los bravos guerreros al fin,
en un solo alarido, cantan victoria.
Ninguno pierde, ninguno gana…
Y apenas terminada esta contienda,
esperan el momento de la siguiente batalla.
Nenhum comentário:
Postar um comentário
Agradeço seu comentário, isso nos faz crescer e melhorar.